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El Poder Mental de las Malikitas

Piedra

Ocurrió en la antigüedad.
En la era en la que todavía los enanos vivían en paz con los elfos y los humanos eran seres prehistóricos que no se tenían en cuenta.
Los dragones eran libres y volaban por doquier y los várgulos, seres brutos, grandes y bastante tontos, era lo único que hacía que vivir ahí resultara un poco incómodo.
Nerwen, una elfa de ojos rasgados y pómulos redondos, cuya destreza con las espadas no ensuciaba su elegancia y finura, caminaba junto a Onrik, un enano de cabellos rojos y barba tan larga que le llegaba al ombligo, por el sendero que les llevaría a su hogar Endwëll Bin.
Onrik transportando su exuberante hacha de batalla, Nerwen a su vez, llevaba una pequeña daga. Pequeña si, pero muy afilada a la vez que una bolsa de cuero atada al cinto, con una especie de piedra preciosa en su interior.
A medio camino, la pareja fue abordada por una veintena de várgulos un poco mas grandes de lo habitual, pues estos a diferencia de los normales, medían 2,20cm.
Al ser tantos, no hubo escapatoria.
Sus ojos inyectados en sangre, amarillos fueron lo último que vieron.
Pese a sus esfuerzos para defenderse, la pequeña daga de Nerwen, no era suficiente.
La pelea fue sangrienta. Onrik al ver a los primeros vúrgalos saliendo del bosque que estaba pegado al sendero, sacó su hacha y rodaron cabezas. Pese a su poca altura, era tremendamente fuerte y ágil. Nerwen, escondió la bolsa en cuanto pudo y con su daga, se defendió como pudo. Maldeció a aquel que le dijo que este camino estaba seguro y que dejara su carcaj y su arco allí.
Un vúrgalo se situó delante de Nerwen y otro detrás sin que ella se diera cuenta, aunque logró esquivar el atestazo brutal que le venía de frente de una de sus garras, no pudo escapar a la enorme mazazo procedente del vúrgalo de detrás.
Se cayó al suelo, mientras tanto, Onrik, con su hacha se protegía y golpeaba como nunca antes había hecho. Saltaba, esquivaba las diferentes armas que llevaban los vúrgalos. Desde mazos, hasta espadas, como cuchillos y hachas. Hasta que uno le dió directamente en la espalda y cayó bocaabajo. Muerto. La elfa, se defendió con una magia de fuego, pero ya nada servía, entre 6 vúrgalos le quitaron la vida, reventandola a golpes.

Tras acabar la pelea el várgulo que parecía ser el jefe, señaló hacia la bolsita de la elfa emitiendo gruñidos. Sacó la piedra preciosa, y se quedó mirando con admiración. Los demas várgulos se acercaron a él y al ver la prieda, intentaron arrebatarsela creando un duelo entre ellos. El que parecía más listo, cogió la piedra y huyó sin que los otros, atrapados en una difulca de lo que solo se veían patadas, puñetazos, mordiscos, polvos y piedras, se dieran cuenta.

1 comentario

koral de SOLDADO -

Holas pilli :d, que cambio más chuli. mola mucho, aunque me deja un poco ciega, supongo que tengo la vista un poco chunga por lo de la miopía :d y hay colores que se me resisten.

Por lo demás espero que pases un buen fin de semana, y felicidades a tu guau, guau :p

Besos